La primera imagen mental que se nos aparece al pensar en la palabra casa es probablemente la más clásica, esa que dibujaríamos si quisiésemos que alguien adivinase la palabra: un edificio con un tejado a dos aguas, y un par de ventanas y una puerta en la fachada. Da igual tanto que vivamos en un lugar donde las construcciones rara vez hayan sido así, como que al arquitectura lleve décadas llenando el mundo de casas con diseños distintos.
Lo que desde luego nunca dibujaríamos para que alguien dijese «casa» de forma instantánea sería una especie de tubo horizontal con vegetación en la parte superior. Y, sin embargo, se trata de Bumble Barn, una construcción real que existe en Canterbury (Reino Unido) y que, además de ser un alojamiento original, es una casa pasiva o passivhaus, es decir, un lugar totalmente sostenible.
Ver esta publicación en Instagram
Un poco de contexto: las otras casas tubo
Hasta ahora, decir casa tubo era sinónimo de viajar a Vietnam. Sus nha ong son el tipo de construcción más frecuente en Hanoi y tienen su origen en la expansión de la ciudad a finales del siglo XIX, pero tienen poco que ver con la casa tubo que protagoniza este texto. Se trata de edificios urbanos muy estrechos (unos cuatro metros de ancho), pero unas cuatro veces más profundos y de varias pisos. Fueron la solución natural a dos problemas: por un lado, la escasez de suelo para edificaciones nuevas en ese momento de expansión; por otro, la leyenda popular dice que los impuestos iban en función del ancho de la fachada, por lo que se optó por esta idea para conseguir espacio minimizando lo que se pagaba al fisco.
Aunque en un principio no se tuvieron en cuenta cuestiones de sostenibilidad en su construcción, los arquitectos locales contemporáneos se están inspirando en las nha ong (o las están rehabilitando) sin perder de vista la cuestión medioambiental: añadiendo vegetación y formas novedosas de ventilación e iluminación natural, abriendo espacios en el interior que dejen que circule el aire y la luz.
Ver esta publicación en Instagram
OPod Tube Housing: vivir en una tubería de hormigón
Más cercano ya al concepto de Bumble Barn es OPod Tube Housing, un proyecto de microcasas desarrollado en 2018 por el arquitecto James Law. Se trataba de una idea que buscaba aportar una propuesta adaptada al problema de la escasez y los altos precios de la vivienda en Hong Kong: las microcasas son apilables y, en muy poco espacio (9,29 metros cuadrados), tienen lo básico, es decir, salón-dormitorio, baño e instalaciones para cocinar. Estaba destinado sobre todo a gente joven, como una ayuda a la hora de emanciparse.
Ver esta publicación en Instagram
La parte sostenible está en la propia estructura: cada unidad tiene forma de tubería porque es, de hecho, una tubería de hormigón reacondicionada para poder vivir en ella. Si bien el arquitecto era consciente de que este tipo de casas no son (ni deberían ser) una solución al problema de la vivienda, sí opinaba que podrían funcionar como parche temporal para personas que necesitasen algo asequible a corto plazo.
Bumble Barn: una casa tubo como alojamiento de lujo
Esta casa tubo nada tiene que ver con las vietnamitas (es horizontal) ni con el proyecto hongkonés (es de lujo). Se trata de una de las construcciones de Green Unit, una empresa británica de construcción modular que hacía casas pasivas certificadas y curvas como esta (la web de la compañía ya no funciona y su Instagram lleva un par de años sin ser actualizado, por lo que es posible que Green Unit ya no exista).
Los propietarios de esta casa, destinada al alquiler vacacional (la noche cuesta 325 libras en Airbnb), la bautizaron Bumble Barn haciendo referencia a las abejas que se han sentido atraídas por el tejado verde. Los grandes titulares del proceso de construcción son de esos que dan a entender por qué las casas modulares son no ya el futuro, sino el presente: todo el proceso tardó cinco meses, en las propias fábricas de Green Unit. La futura casa llegó en siete secciones modulares a su destino final en la finca de Canterbury y se ensambló en un solo día.
Como todas las casas pasivas, Bumble Barn es todo eficiencia energética. Esto significa, por ejemplo, que una combinación de energía solar, ventanas curvas que dejan pasar la luz y un buen aislamiento mantienen el interior siempre a una temperatura agradable. Si es necesario, eso sí, tienen suelo radiante por infrarrojos. También tiene sensores inteligentes para regular el polen, los niveles de CO2, la ventilación, la calefacción y la iluminación. Bumble Barn tiene tres dormitorios, cocina, baño, y un área de salón-comedor muy amplia.
Otros proyectos de Green Unit
ARC y ARC II eran los productos estrella de Green Unit, los módulos que dan como resultado esa forma tan especial curva o tubular, con exterior de madera y el tejado siempre lleno de vegetación. Uno de sus primeros proyectos fue esta pequeña estancia que idearon en 2018 para el Colchester Hospital. Era su Time Garden o Jardín del tiempo, un espacio para que pacientes terminales pudiera despedirse de familiares y personas cercanas con tranquilidad, privacidad y en un entorno agradable. Otros hospitales acudieron también a la empresa para crear un área de descanso para el personal.
Ver esta publicación en Instagram
Una de las joyas de la corona fue la espaciosa casa tubo (de 109 metros cuadrados) diseñada para lo que sería el Robin Virland Archaeology Center, también en el Reino Unido. El lugar además no es uno cualquiera: os alrededores del antiguo asentamiento romano Vindolanda, ahora un sitio protegido por la UNESCO.
Ver esta publicación en Instagram
En este caso, el edificio fue diseñado para cumplir con los requisitos de los contratistas (la Fundación Vindolanda), que exigían garantías especiales de sostenibilidad para cuidar de verdad el entorno natural. En este sentido, la construcción off-site, es decir, en fábrica, era fundamental, ya que minimiza el impacto que la construcción tradicional puede tener sobre un lugar tan delicado como un yacimiento arqueológico.
Como en todos sus proyectos, el tejado se llenó de vegetación autóctona pensada especialmente para atraer a las abejas y fomentar la polinización.
Ver esta publicación en Instagram
Todos estos ejemplos, en definitiva, muestran por un lado que las edificaciones no tienen por qué parecerse a la forma tradicional de una casa (lo curvo, aunque en otro sentido, ya lo trabajaron también los antiguos celtas y caracteriza a los iglús). Por otro, dejan claro que las casas pasivas siguen estando de rabiosa actualidad y necesidad y que sus posibilidades son enormes. El futuro parece estar en la creatividad y en la unión de corrientes constructivas sostenibles como la industrialización o las passivhaus. Y, quién sabe, quizá en unos años los paisajes se llenen de casas tubo con tejados floridos.