Nuestras vidas transcurren entre dos esferas que suelen estar bastante bien diferenciadas. Por un lado, está lo que ocurre cuando salimos a la calle y nos movemos por espacios públicos; por otro, está el plano doméstico, privado y marcado por la intimidad que nos ofrece nuestra propia casa. En los últimos años, a través de las redes sociales, muchas personas han desdibujado esa línea al mostrar rincones de su casa a todos sus seguidores. En el caso de famosas o influyentes, esa exposición ejerce también una influencia sobre el mundo del diseño y del interiorismo.
Esto no es, en realidad, nada nuevo. Antes de Instagram, las revistas de decoración y arquitectura -o las de corazón- ya incluían con frecuencia grandes reportajes en los que mostraban los hogares de alguna persona de relevancia. El atractivo es el mismo que ha hecho de las empresas de social media los grandes gigantes que son: los seres humanos somos curiosos por naturaleza y ver dónde y cómo vive el resto, especialmente esas personas que admiramos o que tienen un nivel de vida muy por encima del nuestro, es un placer culpable (o no) al que es difícil resistirse. Observamos, comentamos, juzgamos y, sin darnos siempre cuenta, copiamos.
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Igual que series como Friends o Sexo en Nueva York pusieron de moda los apartamentos urbanos llenos de colores y con una decoración ecléctica, algunas tendencias recientes, como los muebles vintage, el papel pintado evocador o los columpios interiores pueden ser rastreados hasta sus celebrities (Rita Ora, Gwyneth Paltrow y Jada Pinkett Smith respectivamente).
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En España, la última casa viral fue la de los Javis, que se mudaron de un piso en Malasaña que también había dado bastante de qué hablar a una vivienda unifamiliar a las afueras de Madrid llena de espacios diáfanos en la que destaca una altísima estantería llena de libros con una zona de lectura y otra de escritura separadas por distintas alturas.
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Pasar las páginas de estas revistas, ver publicaciones en redes sociales o ver esos documentales centrados en celebrities que desde hace unos años invaden los servicios de streaming (pudimos ver la casa de Aitana en Miami o la cocina de Meghan Markle y el príncipe Harry) es, a la vez, un catálogo de ideas y un generador de tendencias aspiracionales. Las cocinas con isla, las bañeras en el centro del cuarto de baño y no pegadas a una pared, las grandes plantas (el furor por las monstera y, antes, los ficus, no se entiende sin el papel de las redes)… Es difícil saber qué fue antes, si el huevo o la gallina, pero está claro que, una vez en revistas, redes y productos audiovisuales, convertir cualquier elemento decorativo en tendencia es solo cuestión de tiempo.
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Herramientas como Pinterest están llenas de publicaciones con ideas para decorar tu casa como Taylor Swift o buscar el estilo de las Kardashian (y hacerlo de forma asequible). Conjugar tendencias con elementos que hemos visto en esas casas y nos han gustado con, sobre todo, nuestro propio estilo, posiblemente sea la receta del éxito.