Tendencias actuales en rehabilitación: la sostenibilidad es el pilar

Darle una nueva vida a un edificio ya construido, traerlo desde su pasado hasta el presente y prepararlo para el futuro, es uno de los objetivos de la rehabilitación arquitectónica. “No se trata sólo de conservar, sino de transformar de manera inteligente y responsable nuestro entorno construido”, resume Joaquín Torres, profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra y experto en rehabilitación de edificios. 

Se trata, además, de algo cada vez más frecuente en el mundo de la arquitectura: lo que hace veinte años era una actividad secundaria o marginal en el sector de la edificación ha pasado a estar “en primera línea, con un enfoque más amplio, integral y estratégico”, sostiene. Los datos le dan la razón: según las previsiones recogidas en el Observatorio 360 que elabora la consultora Arthursen para la Asociación Nacional de Cerámica y Materiales de Construcción (Andimac), los visados para rehabilitación aumentarán un 7,5 % en 2025 con respecto al año anterior. En un país con un parque de vivienda usada cuya edad media son los 43,5 años, tiene sentido el aumento.

 

Qué es (hoy) la rehabilitación de edificios

¿En qué consiste, hoy en día, rehabilitar un edificio? “Integra aspectos como la rehabilitación energética, la sostenibilidad ambiental, la salud y el bienestar de las personas, así como la dimensión social y urbana, considerando estrategias que van más allá del edificio, a escala de barrio o de ciudad, e introduciendo, en ocasiones, un carácter regenerativo”, explica Torres. Se trata, en definitiva, de «prolongar la vida del patrimonio construido» y hacerlo respondiendo a los retos actuales: climáticos, tecnológicos y sociales.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de EFBWW (@efbww)

Este enfoque se diferencia del más tradicional, ese con el que se abordaba este tipo de obra hace un par de décadas, que se centraba más en intervenciones puntuales. “Eran cuestiones de índole técnica, de adaptación de instalaciones o de reparación de años”, señala. Ahora se busca darle una nueva vida al edificio, aunque solo si una intervención de este tipo tiene sentido. “No se trata de rehabilitar por principio ni de construir de nuevo por inercia: se trata de tomar la decisión más inteligente para cada caso”, asegura el experto.

¿Cuándo rehabilitar? Esta acción es preferible, detalla Torres, cuando el edificio tiene un valor estructural, arquitectónico o urbano, material o significativo (“no digamos ya cultural o histórico”), que merece ser preservado. También es preferible si el edificio existente permite una actualización eficiente. “Hoy sabemos que mantener la estructura existente permite ahorrar entre el 40 y el 60 % de las emisiones de carbono de una obra nueva, y eso tiene un peso grande en la transición ecológica”, explica.

En este sentido, el arquitecto recomienda considerar siempre la rehabilitación antes de desechar un edificio. Al hacer ese ejercicio, además, es importante buscar las potencialidades de la construcción: “reconocer lo que de bueno hay en el entorno construido que ha llegado hasta nosotros y proyectarlo hacia el futuro”.

 

La sostenibilidad pilar de la rehabilitación

Si hay una palabra clave que puede aplicarse a la mayor parte de los proyectos de rehabilitación arquitectónica en la actualidad es la sostenibilidad. En un contexto como el actual de emergencia climática, las reformas pasan no solo por adaptar el edificio para que, por ejemplo, sea más eficiente energéticamente (llegando incluso a ser pasivo), sino también por buscar un proceso de construcción que tenga un impacto mínimo. “Si queremos cumplir los objetivos de descarbonización a los que nos hemos comprometido, sólo puede darse asociada a la innovación y al desarrollo de la industrialización en la construcción”, explica Torres.

Una de las formas de conseguir esa descarbonización será a través de rehabilitaciones más profundas, que pueden ayudar a alcanzar los estándares de edificio de emisiones casi nulas o incluso positivas. “En ellas cobrarán importancia los aspectos relacionados con el uso de los materiales y su circularidad. También con el uso de herramientas digitales (BIM, BEM, gemelos digitales…) y de ciencia de datos que permitan una mejor gestión del proceso constructivo y del posterior comportamiento del edificio en uso”, elabora Torres.

A esta tendencia hacia las llamadas, en inglés, deep renovations, se le añade la necesidad de “aumentar la calidad arquitectónica de las intervenciones”. ¿Qué significa exactamente calidad arquitectónica? Según el experto, además de una lucha contra la homogeneización de las ciudades, “llenas de edificios forrados de forma poco acertada”, se trata también de centrarse en “la calidad del aire interior, iluminación natural, confort térmico y acústico y, en definitiva, mejora de la salud de los ocupantes”.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de ahha (@ahha.architects)

Por último, este repensar la rehabilitación de los edificios se engloba también en la tendencia más amplia de repensar las ciudades. “Hay que reflexionar más allá del edificio: estrategia de regeneración urbana, vinculada a la movilidad sostenible, a la reincorporación de vegetación, al diseño del espacio público y a la cohesión social, mediante proyectos colaborativos y comunitarios, con nuevos modelos de financiación y gobernanza”, señala.

 

Programas y financiación pública para la rehabilitación de edificios

La importancia de la rehabilitación arquitectónica casi como tendencia en sí misma queda de manifiesto al comprobar los distintos programas y líneas de subvenciones que se han lanzado en los últimos años para promover este tipo de proyectos. Un ejemplo es el plan de rehabilitación integral residencial que se incluye en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR): Implementación de la Agenda Urbana española: Plan de rehabilitación y regeneración urbana. Dotado con 3.420 millones de euros, al amparo de los fondos Next Generation, incluye ayudas para la rehabilitación integral de edificios, para la rehabilitación de barrios o para la elaboración del libro del edificio existente.

Otro ejemplo europeo es Renovation Wave, que el arquitecto Adrian Krezlik, de Estudio Dosta Tec, definía en Connections by Finsa como “una directiva comunitaria con incentivos para reformar todo el parque inmobiliario en toda Europa cuyo objetivo es duplicar las tasas anuales de renovación energética en los próximos diez años, o programas pensados para mejorar el consumo energético de las viviendas y sin comprometer el confort y la calidad de vida”. Esta «ola de la rehabilitación» tiene como objetivo llegar a los 35 millones de edificios rehabilitados en 2030.

También desde la New European Bauhaus se promueven las rehabilitaciones (tanto que hay quien pregunta si Renovation Wave es una iniciativa suya; no lo es), muy centrados no solo en la sostenibilidad, sino también en la inclusión y en la belleza.