Así va la digitalización en construcción

Digitalizar, cuanto menos, la planificación de proyectos de gran calado podría reducir el 80% de presupuesto y agilizaría en un 20% la ejecución de las obras. Aun así, solamente el 42% de del sector de la construcción está digitalizado. Vamos a analizar los motivos a partir de informes y sopesar más beneficios de este cambio de paradigma.

 

Un recorrido por la breve pero intensa historia de la digitalización en la construcción

En 2016, la consultora McKinsey publicó un informe en el que desgranaba cómo llevaba el sector de la construcción el proceso de transformación digital en el que ya entonces estaban inmersas todas las industrias. El documento concluía sin ambages que todavía quedaba mucho camino por recorrer: en una lista en la que ordenaban a 22 industrias según su grado de digitalización, la construcción aparecía de penúltima, solo por encima de la agricultura y la caza. Además, como ejemplo de por qué era necesario cambiar las cosas, señalaban dos fallos muy frecuentes en la planificación de proyectos grandes: solían llevar un 20% más del tiempo estimado y exceder el presupuesto en un 80%.

Ese mismo año otra consultora, Roland Berger, publicaba los resultados de una encuesta sobre el mismo tema, con un contraste muy marcado entre expectativas y realidad: si bien el 93% de los agentes de la industria creían que en no mucho tiempo la digitalización afectaría a todos los procesos que forman los engranajes de las edificaciones, menos del 6% de las empresas hacían un uso total de las herramientas digitales.

La crisis de la covid-19 aceleró la ola de transformación tecnológica en muchos sectores y el de la construcción no fue una excepción. Aun así, en comparación, la era de la construcción digitalizada está aún dando sus primeros pasos. Teniendo en cuenta que casi el 40% de las emisiones de CO2 mundiales vienen de esta industria, continuar invirtiendo en tecnologías que harán de la construcción algo más sostenible es más urgente que nunca.

 

¿Qué significa digitalizar la construcción?

Amazon, que pasó de ser un negocio de venta de libros a un gigante digital, define transformación digital como “el proceso mediante el cual una organización integra tecnología digital a todas las áreas empresariales”. Suele entenderse también como la sustitución de procesos analógicos por procesos digitales. Así, por ejemplo, un contrato de obra dejaría de estar únicamente en papel o los planos de un futuro edificio se desarrollarían usando algún tipo de software especializado.

“La digitalización de la construcción implica unas grandes mejoras y unos avances -aún no suficientemente desarrollados- en los procesos constructivos, en obras de cualquier escala, uso, función…”, explica José Luis Esteban Penelas, doctor arquitecto y catedrático de Arquitectura de la Universidad Europea de Madrid. Esto, asegura, supondrá “una gran evolución”, además impactar en un mayor grado de sostenibilidad en el sector.

El experto enumera algunos ejemplos que, aunque “pueden parecer utópicos”, están ya siendo aplicados en construcciones. “Poder generar o desarrollar obras y procesos constructivos a distancia, optimizar y simplificar la complejidad o tener una mayor eficiencia en la planificación. En paralelo, utilizar, por supuesto, los programas informáticos y la inteligencia artificial para poder visualizar y adelantar los resultados”, ejemplifica.

 

Cinco beneficios de la digitalización de la construcción

McKinsey enumeraba en su informe cinco beneficios posibles gracias a la digitalización:

  • Inspección del terreno y geolocalización más precisas. Evitará descubrir cuando ya se inicia la obra que, en realidad, esa parcela no es apta para construir.
  • BIM 5D. Las plataformas de building information modeling (BIM) ya no son una rareza en la industria. Las dos dimensiones extra se refieren al tiempo y a los costes, dos de los aspectos que más necesita mejorar el sector.
  • Colaboración digital y movilidad. Pasar del papel a entornos digitales alojados en la nube abre muchas opciones de colaboración entre distintos agentes, sin la necesidad de estar en un mismo espacio. En un mundo como el de la construcción, que todavía depende mucho de los documentos físicos, este es un paso de gigante.
  • El Internet de las cosas (IoT) y analítica avanzada. El IoT permite a la maquinaria, materiales, etc. hablar entre ellos y con una central para saber, por ejemplo, si es necesaria alguna reparación o si hay que encargar más material.
  • Diseño y construcción con garantía de futuro. Materiales nuevos como el aerogel o el hormigón autorreparable son más sostenibles, permiten aumentar la agilidad y mejorar la eficiencia.

¿En qué estado está el proceso de transformación digital del sector?

Aunque han pasado ocho años desde el informe de McKinsey, las cosas no parecen estar en un punto mucho más avanzado. Según una encuesta llevada a cabo a finales de 2022 por RICS (Royal Institution of Chartered Surveyors), el 42% de las empresas no usaban ningún tipo de tecnología digital en ninguno de sus proyectos.

“Si lo comparamos con otros mercados como el de la ingeniería aeroespacial, la ingeniería naval o la informática, al ámbito de la construcción aún le queda un importante recorrido”, señala Esteban Penelas. “Hay que impulsar y desarrollar un trabajo de convencimiento a todos los agentes que influyen en los procesos constructivos, tanto desde la fase de generación del proyecto edificatorio como en la de desarrollo y planificación de la obra, en la de su construcción, así como en el de la promoción. Y en posterior difusión”, añade.

En cuanto a lo que ya se está haciendo, el catedrático indica que en algunos casos ya se están implementando “paso a paso” los procesos de digitalización. Además, en las escuelas de arquitectura ya se está insistiendo en el tema “para que los futuros profesionales salgan ya totalmente formados”.

 

¿Por qué no se ha avanzado más la digitalización de la construcción?

McKinsey detectó en 2019, tras una nueva encuesta, cuatro importantes barreras que frenaban el avance de la digitalización en el mundo de la construcción: la fragmentación (en cada obra participan varias empresas especialistas, contratistas y subcontratistas); que cada proyecto es único, por lo que los cambios tendrían que aplicarse en cada uno de ellos; que en cada obra, además, suele participar una combinación equipos y organizaciones diferentes; y la descentralización de los agentes, con divisiones de las empresas trabajando de forma independiente. Además, añadían que lo más habitual cuando se digitaliza es que cada empresa desarrolle su propia solución, lo que genera problemas a la hora de coordinarse con otros participantes en la obra.

Un informe de Planradar añadía una razón más: el 20% de los encuestados en España (donde el 77% aún considera difícil o muy difícil la introducción y desarrollo de avances relacionados con las nuevas tecnologías en su negocio) señalaba “los métodos todavía excesivamente tradicionales con los que funciona el sector como la principal causa para la introducción de nuevas tecnologías, junto con la falta de incentivos gubernamentales, como subvenciones o similar”.

Para Esteban Penelas, ese no querer probar cosas nuevas tiene bastante culpa de todo. “La digitalización en los procesos constructivos, fundamentalmente, se enfrenta a los obstáculos derivados de una tradición constructiva que está asentada y que, de alguna manera, sigue todavía basándose en los postulados de los procesos constructivos del siglo pasado”, explica. “Teniendo en cuenta que ha evolucionado muchísimo el mercado los materiales y de los sistemas de ensamblaje y que hay una nueva manera de concebir y de planificar las obras, parece que lo fundamental es adaptarse a los nuevos procesos que demanda la sociedad actual”, señala. Adaptarse a esa demanda de la sociedad, que busca tener “edificios más ecológicos, sostenibles, eficaces y bellos”, será algo que se consiga gracias al uso de herramientas digitales.

 

¿Ayudará la digitalización a que la construcción sea más sostenible?

Una de las grandes razones por las que es imperativo digitalizar la construcción, más allá del aumento en eficiencia que el cambio traerá consigo, es precisamente la búsqueda de la sostenibilidad. “Los ejemplos de edificios e incluso de proyectos urbanos en los que se ha aplicado la digitalización dan unos resultados óptimos en cuanto a sostenibilidad y bioclimatismo. Se generan proyectos muchos más amables y respetuosos con el medio ambiente”, concluye Penelas.

Otros beneficios para el medio ambiente derivados de digitalizar la construcción son la reducción del uso de papel o la minimización de emisiones, residuos y desechos que se producen. Al poder planificar y comprobar en un entorno virtual si determinadas intervenciones son posibles o si funcionarán, se evita empezar obras -u operaciones concretas en un proyecto- y que todos los recursos consumidos en ese inicio no sirvan para nada si al final hay que recular. Además, la digitalización facilita analizar variables como el consumo de agua o detectar qué materiales serán más duraderos en cada caso teniendo en cuenta datos de humedad, exposición al sol, etc. Por otra parte, el uso de la impresión 3D puede llegar a reducir la cantidad de materiales utilizados hasta un 60%, según el informe de Roland Berger.