Glamping: cuando el camping se tiñó de glamur

¿Puede el camping ser glamuroso? Parece que sí, y la tendencia del glamping lo viene a confirmar. Acampar en plena naturaleza con todas las comodidades de un hotel de lujo es una opción creciente en tiempos de pandemia. La comodidad y la seguridad se dan la mano en alojamientos que conectan íntimamente con el entorno. ¿Los descubrimos?

¿Cómo y cuándo nace el glamping?

El glamping es una palabra de origen inglés que proviene de la unión de los términos glamourus y camping. Se trata de la experiencia de acampar al aire libre elevada a un nivel superior donde el verdadero lujo es dormir y vivir en plena naturaleza de la forma más cómoda.

El glamping se ha convertido en un fenómeno global cuya demanda ha aumentado como consecuencia de la pandemia, también en España. El sector se ha adaptado a las nuevas formas de turismo para ofrecer experiencias especiales, distintas y totalmente seguras, garantizando la distancia social.

Aunque suena muy actual, el origen del glamping viene de atrás. Lo podemos situar a finales del siglo XIX, cuando el término fue acuñado por exploradores británicos. En este momento se popularizaron entre la clase alta de Europa y América los safaris por África. En estos safaris se ofrecían campamentos con todos los lujos, a imagen y semejanza de los príncipes o sultanes otomanos.

Las diversas formas del glamping

Hacer glamping no solo significa dormir en una tienda de campaña especial bajo las estrellas. El concepto incluye toda una oferta de alojamientos turísticos integrados en el corazón de entornos naturales, lo que permite una inmersión total en estos espacios.

El paquete básico para hacer glamping se compone de la propia tienda de campaña, que puede adoptar diferentes formas y tamaños. Así, encontramos desde burbujas transparentes para dormir con vistas al firmamento, iglúes, casas o cabañas en los árboles o en bosques, tipis al más puro estilo de las cabañas de los nativos americanos, hasta caravanas o vagones de tren abandonados.

Todas las modalidades de glamping se caracterizan por ser estructuras independientes, situadas al aire libre en entornos naturales donde disfrutar del silencio, la soledad y la desconexión total. A ello se añade un punto de bienestar extra porque muchos de estos alojamientos poseen las comodidades de cualquier hotel de alta gama; jacuzzis, spa, suites lujosas, incluso a veces hasta cocina propia.

El denominador común de los alojamientos de glamping suele ser la oportunidad de desconectar a través de la conexión con el paisaje. De entre todos los tipos de alojamientos, los más icónicos quizá sean las tiendas de campaña acondicionadas en todas sus variedades. Algunas de las más conocidas son:

  • La yurta, la típica casa redonda que usaban los nómadas de las estepas de Asia Central.

 

  • La jaima o vivienda de los nómadas beduinos en el desierto. Es similar a la tienda safari.

  • La burbuja hinchable, la más novedosa entre los alojamientos glamping, totalmente transparente para que puedas vivir y dormir de forma totalmente integrada en la naturaleza.

 

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  • El domo o casa geodésica, una estructura esférica con amplias vistas y construida de forma ecosostenible.

  • La cueva, una forma primitiva de conectar con el entorno pero con las comodidades y la climatización de este siglo.

 

  • El iglú, ideal para disfrutar de idílicos paisajes nevados o helados pero sin pasar nada de frío.

 

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Glamping = turismo respetuoso con el medio ambiente

El glamping es además una oportunidad para practicar el ecoturismo: un turismo sostenible y ecológico. Todas estas instalaciones suelen estar construidas de forma respetuosa con materiales orgánicos como la madera, los textiles o la paja.

Son espacios que habitualmente emplean energías renovables y apuestan por la construcción pasiva o el consumo energético casi nulo, evitando así el impacto ambiental. Además, permiten involucrarse en deportes y actividades propias de estos lugares, lo que fomenta el desarrollo de las economías locales.

El verdadero lujo del glamping se encuentra en el lugar donde puede ubicarse. En general se trata de entornos naturales privilegiados: desde selvas, bosques, sabanas o desiertos en los que otro tipo de construcción sería inviable.

El resultado, una experiencia sensorial inigualable en espacios íntimos y seguros donde vivir y mimetizarse resulta tan sencillo como respirar.