Interiorismo “raw”: la belleza cruda e imperfecta de los materiales

En el universo del diseño de interiores, la tendencia a volver a lo natural, el retorno a la esencia, está más presente que nunca. La preocupación por el medio ambiente y el impacto de la crisis climática impulsan a estudios y empresas a buscar soluciones cada vez más sostenibles y orgánicas, más conectadas con la naturaleza. Esta estética encuentra su máximo exponente en el estilo raw, que refleja estos valores ecológicos y transmite un modo de vida mucho más consciente, orientado a preservar lo original y a cuidar el planeta.

 

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¿Qué es el interiorismo raw?

Se trata de un interiorismo ecofriendly que emplea materiales —la madera, fundamentalmente— que apenas han sido procesados y en los que no se utilizan barreras artificiales como barnices, tintes o esmaltes. Como si nos llegaran directos del bosque y del campo. Gigantes low cost como Ikea y Zara Home, pero también marcas como Porcelanosa, se inspiran en este tipo de diseño para sus colecciones. La firma de Inditex, de hecho, decoró hace un año la entrada de su tienda insignia en A Coruña con un panel orgánico de láminas de castaño, de 4 metros de largo y más de 2 de alto, visualmente muy impactante, obra de la cesteira de Lugo Idoia Cuesta. Toda una declaración de intenciones.

 

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Belleza en crudo de los materiales

El término procede del inglés y significa “crudo”, “en bruto”, “sin tratar”. Y aterrizó en el mundo del diseño de interiores desde el de la gastronomía. Sí, su origen está en la cocina, en quienes buscaban vivir una vida más saludable y no dañar el medio ambiente y apostaron por incorporar a su dieta la conocida como raw food: alimentos 100% naturales y orgánicos, recetas elaboradas con ingredientes crudos, sin pasar por los fogones, sin procesar.

Extrapolado a la decoración, el estilo raw es justamente eso: materiales naturales y sin tratar, mostrados tal y como son, sin aderezar, exaltando su belleza interior. Parecen sin terminar y presentan una superficie muy texturizada: son crudos a la vista y al tacto.

Además, se trata de una tendencia que apuesta por el reciclaje y la reutilización —el upcycling encaja perfectamente en ella—, pero no es algo descuidado, sino enfocado a lo artesanal. Sin aditivos y desenfadado, sí, pero realizado con esmero. El diseñador estadounidense Thomas Ptacek, por citar un ejemplo, trabaja con árboles recuperados que han tenido que ser talados por cuestiones de seguridad o que han sido derribados ya por tormentas y temporales. Con ellos crea sus piezas de mobiliario.

 

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Madera, la gran protagonista del interiorismo raw

La madera es, sin duda, el material clave de la tendencia raw. Sin embargo, aunque a veces se confunden, raw no es lo mismo que rústico. Este último estilo de decoración también requiere el uso de la madera, pero en este caso en su versión de superficies lisas, perfectas y brillantes, con varias capas de barniz y colores intensos.

En la estética cruda la madera se utiliza en su forma más pura, auténtica y primigenia, con las formas que marca su propio crecimiento. Es madera decapada, mate, que conserva sus nudos, grietas y hendiduras, vetas y texturas ásperas, rugosas, desiguales, con los cantos sin pulir, a veces incluso con restos de corteza, con los cambios de tonalidad característicos de este material, siempre en la gama cromática clara (blancos, beige, cremas, tierras, grises).

La decoración raw utiliza madera en bruto como el tablero desnudo, sin revestir, ideal para construcción y mobiliario, puesto que es un elemento muy robusto. Finsa lo desarrolla con fibras (MDF) y con partículas de madera (MDP) en distintos formatos y espesores. Otra solución técnica ideada por Finsa para interiores de estilo raw es el greenpanel: una gama de paneles ultraligeros con una alta resistencia y con cantos sin recubrir, características que le otorgan una gran personalidad estética. Se emplea en mobiliario, pero también para fabricar estanterías, paneles móviles, techos suspendidos, expositores y para arquitectura efímera.

 

Wabi sabi: la imperfección es perfecta

Ya lo decía el diseñador de moda Adolfo Domínguez: la arruga es bella. Podríamos decir que esta es también la máxima del raw en interiores, un estilo que no esconde sus defectos porque son, de hecho, sus mejores atributos. Sus imperfecciones son justamente las que lo hacen auténtico y con carácter, lo que le da alma. Las formas desiguales o irregulares de los materiales, sus cicatrices por el paso del tiempo, la marca que deja en la mesa de madera una copa de vino que se derrama, el agujero en un tocón, no son errores, sino algo natural, tanto como el musgo que crece en una roca o el árbol que crece inclinado por la acción del viento.

Es lo que la cultura japonesa denomina wabi sabi. No es un término con una traducción clara, pero podría decirse que la palabra wabi se refiere a la elegante belleza de lo simple y que sabi apunta al paso del tiempo y al deterioro que conlleva. Juntas, una y otra, forman un concepto, y también una visión estética, incluso metafísica, acerca de la hermosura que encierra lo imperfecto, lo incompleto y lo mudable. El diseñador de interiores, coleccionista y anticuario belga Axel Vervoordt es quizá quien mejor ha sabido llevar a sus proyectos esta filosofía de la perfecta imperfección.

 

¿Qué materiales puedes emplear en interiorismo raw?

Como ya hemos visto, la madera es la principal seña de identidad de la tendencia raw, pero hay otros materiales que ayudan a cimentar su base:

  • Metales con efectos de desgaste y oxidación: es el caso de la estantería de acero laminado en bruto con madera y mármol de este apartamento de Varsovia fabricada por ParadowskiStudio.

  • Piedra sin desbastar: como la que reviste el suelo de este baño, propuesta de los australianos CranmoreHome&Co.

  • Tejidos naturales y fibras ecológicas: en un espacio raw es habitual encontrar textiles —fundas de cojín, plaids, cortinas, alfombras— que abogan por lo orgánico y natural: lino grueso (una fibra natural que no necesita pesticidas y es biodegradable), con nudos, con acabado deshilachado; tapicerías de algodón (también biodegradable, sostenible y barato); piezas de lana natural (que no requiere uso de productos químicos), cáñamo (sin pesticidas y muy resistente), mimbre o corcho en bruto procedente de alcornoques, un material natural, biodegradable, reciclable y renovable que se convierte en tablones para suelos.
  • Mimbre:

  • Alfombra:

 

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  • Cojines y plaids:

 

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  • Manteles:

 

En algunos casos lo que se busca es obtener acabados que proporcionen dimensión y sean atractivos al tacto. El artista británico Wycliffe Stutchbury, por ejemplo, lo logra creando una cortina hecha con pequeñas baldosas de roble europeo aplicadas a una estructura de algodón, haciendo suave un material originalmente duro.

Otro caso de estudio se encuentra en los tejidos granulados como el bouclé, un tipo de hilo con nudos con el que se teje una tela gruesa, pero elegante y atemporal.

 

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Lo que nunca se verá en un espacio raw es el plástico, cada vez menos empleado en decoración por su elevada huella ecológica: no es biodegradable y es difícil reciclarlo. Aunque hay quien sí lo consigue: el estudio holandés The New Raw —que se llamen así no es casualidad— ha visto el potencial para aprovechar los desechos plásticos generados en sus instalaciones de Róterdam y han creado la silla Ermis imprimiéndola en 3D a partir de un hilo de plástico en espiral, lo que evita el uso de pegamentos y barnices tóxicos. Así trabajan:

 

¿Cómo aplicar el interiorismo raw?

El diseño de interiores en clave raw se caracteriza por su simplicidad y por su capacidad para eliminar cualquier estridencia y transmitir calidez a través de esa sencillez, con poder para transformar los espacios, equilibrarlos, darles sobriedad y generar atmósferas que invitan a la calma y al bienestar. Es, sin duda, muy hygge.

 

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En él no pueden faltar las plantas:

Ni tampoco complementos que encajan como un guante como son las lámparas de fibras naturales y de cobre o zinc, las cestas, los jarrones de porcelana artesanales o las vasijas de vidrio:

 

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Otra de las claves que definen, y potencian, la estética raw es la mezcla de sus elementos de base con piezas más contemporáneas. He aquí un par de sabias combinaciones:

 

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Además, es un estilo que se adapta a cualquier estancia o espacio, ya sea interior o exterior:

 

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Los fieles a esta tendencia solo ponen una regla: no abusar de ella. Las piezas raw son verdaderos eye catchers y como tales atraen por sí solas toda nuestra atención. No es necesario sobrecargar.

 

¿Qué te parece el estilo raw? ¿Crees que esta tendencia equilibra lo orgánico y natural con la estética contemporánea? Cuéntanos tu opinión en redes sociales a través del hashtag #ConnectionsByFinsa.