Seis obras de arte en madera

Consideran la madera un material excepcional que conecta con su visión artística, con la figura humana y la propia naturaleza, uniendo pasado, presente y futuro. La tratan con fuego, la combinan con otros materiales, la pintan, la tallan a mano o se abren paso a través de ella con motosierra. Elegimos estas seis piezas emblemáticas de artistas que trabajan en madera:

 

Escorredoira (2021), Francisco Leiro

Dueño de un estilo artístico personal e inconfundible y de un lenguaje muy particular, con una libérrima forma de crear, las piezas de Leiro suelen hacer referencia al imaginario popular, a la mitología o a su compromiso social (véasen sus obras sobre la catástrofe del Prestige o la guerra de Siria). En Escorredoira —significa tobogán en gallego y alude a las líneas diagonales— el artista de Cambados vuelve a mostrar su interés por la figura humana, por lo antropomórfico. Se trata de varios volúmenes compuestos de madera de pino rojo policromada que producen sensación de movimiento y dinamismo.

 

Senza Titolo (Sin título) (2018), Aron Demetz

Hecha en nogal y yeso carbonizados, esta obra es puro Demetz: explora la figura humana con un nuevo y original enfoque (desde un punto de vista oscuro, áspero) y carboniza el material para darle una connotación de finitud o muerte, aunque la pieza sigue en pie, transmitiendo un mensaje de esperanza. Con Senza Titolo experimenta de nuevo con la madera creando un lenguaje artístico único, inspirado en la vida. “La pregunta es: ¿permite el arte experimentar, jugar? El material está disponible, pero que funcione es otra cuestión”, dice Demetz.

 

Forest of Threes (Bosque de Tres) (1977), Rosemarie Castoro

Fue en Colorado donde Rosemarie Castoro, navaja en mano, comenzó a tallar ramas. Esta pieza de la poliédrica artista, realizada con una mezcla de diferentes maderas talladas, conecta la danza con un bosque abstracto desde su particular forma de interpretar el espacio. “Quiero esculpirlo”, dejó escrito en sus diarios. Forest of Threes es una obra minimalista y surrealista (en 2020 se presentó en la galería Thaddaeus Ropac de París como parte de una muestra de 14 mujeres pioneras en Europa y América que contribuyeron a ampliar la estética del arte minimalista) y también alegórica. “La familia de Rosemarie es italiana. Al parecer, su padre hablaba con un marcado acento italiano. Así que cuando decía la palabra «árbol» sonaba como «tres». Así es como surgió el título de la obra. Por supuesto, también hay tres ramas de árbol utilizadas para crear un t(h)ree”, explica su marido, Werner Pichler. Castoro lo expresó así: “Una coreografía de flexibilidades permanentes en un mundo por lo demás transitorio”.

 

Transparent Black (Negro transparente) (2009), Jhemp Bastin

Los contrastes de Bastin y la precisión con la que maneja la motosierra, su herramienta distintiva, están presentes en este trabajo. “Yo utilizo esta máquina para crear en lugar de para destruir. En efecto, es un reto técnico, pero me gusta especialmente la paradoja de utilizar una máquina tosca para hacer formas finas y afiligranadas. Quizás sería demasiado fácil y menos interesante utilizar una técnica más tradicional. Las huellas que la motosierra deja en la madera son muy significativas para mi trabajo. Estas ranuras, surcos y líneas son como un dibujo, un dibujo que atestigua la génesis de la escultura”, explica. Transparent Black es una obra geométrica basada en cubos y rectángulos donde juega con la oposición entre lo lleno y lo vacío, los finos huecos (transparentes) y el color negro de la madera carbonizada, procedente de troncos que recoge junto a su casa. “Los troncos de mi taller son como personajes individuales, que voy conociendo. Todos tienen una historia concreta, algunos tienen más de doscientos años. Entablar un diálogo con ellos requiere cierto respeto y capacidad de escucha”, cuenta Bastin sobre cómo busca desvelar los secretos de la naturaleza del árbol.

 

Casa en el árbol (2021), Eguzkiñe Egaña

Esta escultura mezcla materiales que se usan en construcción como la madera y la cerámica tipo terrazo metida en escayola (elementos a menudo ocultos tras un muro o una fachada y que al salir a la superficie traen recuerdos) con luces led (la luz ilumina esas vivencias). Casa en el árbol es un disparo directo a la infancia: “Es completamente experimental, todo era probar y ver qué pasaba. Sin embargo, para mí tiene un valor más emocional y conceptual que estético. Esta obra me lleva a mi niñez, cuando mis amigas y yo hacíamos casas en los árboles y allí nos pasábamos horas sentadas y comiendo chuches. Me da nostalgia. Hoy en día mis hijas juegan de forma muy diferente”. La pieza muestra el gusto de Egaña por los acabados imperfectos, el aspecto irregular y la asimetría. Un reflejo de la vida. “Es paradójico porque soy muy tiquismiquis y perfeccionista, pero, a la vez, no me gusta la rigidez, ni el postureo, ni la falsedad que se esconde muchas veces detrás de lo que aparenta ser perfecto. Me gusta la naturalidad y quizás por eso aprecio cuando algo se deja ver tal como es”, comenta la artista.

 

El faro en la isla (2021), Claudio y Juan (Flotboats)

Para Claudio y Juan, los artistas detrás de Flotboats, la creación viene de la experimentación. “La madera es un material perfecto para ello. Siempre único y diferente”, afirman. Y en esta obra, El faro en la isla, también juegan. Con madera de deriva, piezas de metal reutilizado (tornillos, tuercas, alambres que han tenido una vida anterior) y pintura acrílica han creado una pequeña isla que busca el equilibrio, subiendo y bajando al compás de las mareas. Flotando en un mar que no se ve, pero se intuye. El mar, siempre el mar.