CONEXIÓN CON… Miguel Leiro, director de Mayrit Bienal

En Miguel Leiro convergen la radicalidad de la artesanía y la innovación industrial. La radicalidad como a él le gusta leerla, desde la etimología del latín, partiendo de la raíz. Sus raíces familiares lo vinculan al trabajo de la madera en dos expresiones que también pueden ser la misma: arte y mobiliario. Él las desarrolla en forma de producto, y también cultiva sus facetas como profesor y curador.

Ha exhibido su trabajo en más de nueve países y que ha sido seleccionado como beneficiario del Premio Roma de la Academia Española. Desde 2019 dirige Mayrit, una bienal de arquitectura y diseño que sirve de plataforma para jóvenes talentos. Hacemos CONEXIÓN CON… Miguel Leiro para conocer más sobre este evento, el mundo de las ferias de diseño y la puesta en valor de una cultura de diseño en España.

Nieto de muebleros, hijo del escultor Francisco Leiro… ¿Podemos decir que la madera y el diseño corren por tus venas? ¿Cómo empezó esa pasión?

Mi bisabuelo, Francisco Leiro, fundó una mueblería en Cambados que luego el abuelo Manuel Leiro continuó. Francisco Leiro, mi padre, es un escultor que combina mueblería con arte, y yo siempre he sido una persona interesada en el diseño. Me pude criar con objetos en casa que fueron un inicio de esa pasión. Siempre quise ser arquitecto, pero lo mío no era sacar buenas notas y no se me daban bien las matemáticas, así que acabé estudiando diseño a los 16 años.

 

¿Qué has aprendido de tu familia sobre el diseño?

Aprendí a emocionarme, a tener siempre curiosidad para ver y conocer conceptos abstractos. Si no eres curioso no puedes obsesionarte con nada, seas diseñador o abogado, y esa obsesión te da la plataforma para poder desarrollar lo que te interesa.

 

En tu opinión, ¿qué hace única a una pieza de mobilario?

Por un lado, la innovación tecnológica e industrial de un mueble, que tenga un encaje con el momento actual y un motivo para existir. Por otro lado, la idea, que la liga a la práctica más artística, a la importancia de tener un concepto potente con ese contexto y con el propio sector. Pueden estar relacionadas, pero no exclusivamente.

Esos conceptos potentes se hacen tangibles con la materialidad, la forma de transformarlos, la manera en la que comunicamos los propios diseños, cómo los exponemos, su fotografía y la propia utilización. Un producto tiene una capacidad de comunicar, por su apariencia y por cómo invita a un usuario a utilizarlo.

 

¿Cómo conviven tradición y modernidad en el interiorismo de hoy en día?

Tenemos el gran ejemplo de Loewe y todo el trabajo que proponen con la artesanía, aunque usan esto como forma de hacer marketing, pero es verdad que la artesanía y el pensamiento nos dan herramientas para prototipar y pensar soluciones que se pueden escalar a producción industrial. Se trata de encontrar este nicho para que sobreviva la profesión artesana y que haya un diálogo con diseñadores industriales que produzcan esas piezas.

 

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Decías en alguna entrevista reciente que eres más de mano alzada que de herramientas digitales… ¿Ha cambiado tu perspectiva sobre esta cuestión?

Siempre seré así. Me encanta dibujar, estoy todo el día dibujando con boli y papel, es mi forma de solventar problemas y de comunicarme conmigo mismo. En mi proceso, las herramientas entran después, aunque cada vez veo a más profesionales con tableta y lápiz digital… ¡No sé si acabaré cayendo!

 

¿Qué opinas de la injerencia de la inteligencia artificial en el diseño?

Creo que es una herramienta más. Por mi supervivencia le busco el lado bueno, aprender cómo usarla y cuáles son sus límites, y a partir de ahí, desde la humanidad, exprimirnos al máximo. Parece que esto nos remonta a cuando salieron los primeros CADS en los 90 y años 2000, podía pensarse que era una ofensa a la profesión. No veo que la inteligencia artificial reemplace la creatividad porque hay contextos demasiado específicos en los que no aporta valor.

 

Durante la pandemia exploraste historia del arte del Medievo. ¿Qué otros campos del pensamiento son tu fuente de inspiración?

La historia siempre ha sido algo que me inculcaron mis padres, y lo implemento mucho en mi proceso. Cuando estuve en la Academia de España en Roma desarrollé un proyecto ligado a arqueología, para entender el diseño más allá, son objetos hechos de un material, y eso aporta más que ponerlos en un pedestal. Me interesa saber la historia y tipología del proyecto, no solo lo superficial, basado en referencias en Pinterest. Quiero la historia que hay detrás, no sillas bonitas en Pinterest. De esta forma, empiezas a entender todo tipo de connotaciones sociales, culturales, políticas y económicas alrededor del desarrollo del producto. Es sin duda lo que más disfruto del proceso creativo.

 

Completaste tu formación en Nueva York, siendo de procedencia gallega. ¿Crees que es imprescindible realizar parte del aprendizaje lejos de tus lugares habituales?

Más allá del aspecto educativo, considero que viajar es muy importante. Y no hace falta irse muy lejos: Mérida o a Cuenca me aportan lo mismo que Burdeos. No es lo mismo, desde luego, pero ser una persona curiosa dispuesta a vivir experiencias hace que cada sitio te brinde algo. En el diseño viajamos mucho fuera de España para ver y entender el sector. Cada país tiene una forma distinta de entenderlo. Encontrar ese tiempo para viajar es vital para un joven diseñador, y esto puede hacerse aunque sea en tu propio país.

 

Ya que hablamos de viajar, ¿qué valor tienen las ferias internacionales?

La parte comercial es interesante, pero me aporta más todo lo que se genera a su alrededor. Por ejemplo, me paso un día en el Salone del Mobile de Milán, pero lo que más me nutre es visitar las exposiciones que hay en toda la ciudad.

Por otra parte, las ferias viven sus propias evoluciones, hay algunas que han cobrado menos importancia y otras que han crecido, como 3 days of design.

 

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¿Cómo surge la idea de crear tu propia feria, Mayrit, y qué espacio cubre en nuestro país tras estas tres ediciones de recorrido?

Nace de empezar a entender el diseño más allá de los productos. Lo veo como cultura de diseño de un país. Detecté una oportunidad y necesidad para jóvenes talentos y obras que no se encontraban en España, algo más contextual y especulativo sobre el diseño, una plataforma de apoyo para experimentar e innovar. De hecho, nos ilusiona comprobar cómo las personas que han pasado por la bienal acaban siendo profesionales de renombre.

Mayrit se crea como pequeño festival que durante el covid decidimos cambiar a bienal, lo que nos permite trabajar con exposiciones e investigadores que puedan desarrollar temáticas a través de una investigación ligada al diseño. Nos ha facilitado una visión más académica que nos acerca a instituciones formativas, empresas, administraciones públicas que se interesan en estos productos.

No se trata de vender producto, hay un trasfondo conceptual que nos lleva a evolucionar y compartir esa cultura del diseño en España. Ahora es un Mayrit con un programa muy variado, desde lo independiente a lo institucional, con exposiciones en CentroCentro, Museo de América, producciones más grandes en lo museístico, dado cercanía a esta programación.

 

No te pierdas los imperdibles de Mayrit que destacamos en este post.