CMF en 2026: una nueva sensibilidad material y sensorial en el diseño

En 2026, el diseño de interiores entra en una etapa marcada por una relación más consciente con los materiales y por la búsqueda de bienestar a través de la experiencia sensorial. Tras años de interiores minimalistas y superficies uniformes, surge un interés renovado por la textura, por la profundidad visual y por materiales capaces de aportar carácter sin renunciar a la sostenibilidad.

En Connections by Finsa hemos abordado en distintas ocasiones el papel del CMF -Color, Material y Finish- en el diseño contemporáneo. Este año supone un avance natural: un enfoque que integra investigación, percepción sensorial y responsabilidad material.

La diseñadora industrial Noemí Cortizas resume bien este cambio de perspectiva: “La investigación en materiales es cada vez más transversal. No se trata solo de encontrar lo nuevo, sino de entender cómo los colores, las mejoras de texturas y los acabados provocan emociones y responden a un contexto ético y sostenible”. Su visión marca el punto de partida para comprender hacia dónde se dirige el CMF en 2026.

 

El color, una herramienta emocional

El tono destacado de 2026 es Transformative Teal, un color que oscila entre el azul profundo y verde acuático. Su carácter inmersivo crea atmósferas calmadas y permite configurar interiores más introspectivos. El interiorista Francesc Rifé confirma esta preferencia por gamas más densas y minerales: “Seguiremos viendo verdes profundos, arcillas, grises cálidos y, en mi caso, negros. Son colores que permiten crear espacios más emotivos, más profundos”.

 

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En paralelo a la tendencia se mantiene la aplicación de color como herramienta emocional y contextual, según defienden desde DesignAgency: “Nuestro uso de las paletas no está gobernado por el tiempo ni la tendencia. Ahora mismo nos encantan los tonos apagados inspirados en la naturaleza, como el terracota o los verdes terrosos, y su forma de armonizar con las maderas cálidas y naturales”.

 

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Texturas, volumen y autenticidad

La evolución del CMF en 2026 se centra en materiales que tienen presencia física, que modulan la luz y que aportan densidad visual. El vidrio texturizado, ondulado o martillado, se consolida como recurso escultórico en vestidores, cerramientos y luminarias, ofreciendo una iluminación suave.

La madera -en especies como nogal, olmo, roble marcado o pino trabajado- gana protagonismo desde una lógica más honesta: vetas visibles, relieves naturales y acabados que muestran su origen. La arquitecta y fundadora de Estudio Copla, Betsaida Curto, resume este enfoque de forma clara: “Hay materiales que no pasan de moda. somos unos grandes defensores de los productos naturales y del uso de la verdad del material. Uno de los materiales que más nos gustan es la madera, creemos que nunca pasará de moda porque siempre proporciona un acabado cálido y hogareño”. 

Su apuesta por la proximidad también indica un matiz relevante para este 2026: “Apostamos por materialidades de recursos próximos, por lo tanto no se usarán los mismos en Galicia o en Cáceres; en cada sitio hay que investigar cuáles son los recursos cercanos y aprender de los que se han usado siempre”. 

A este kilómetro cero Baccari aporta una perspectiva centrada en la personalización: “Valoramos a los proveedores que ofrecen personalización en sus acabados estándar. Esto permite colaborar para producir productos exclusivos para nuestros proyectos”. La cerámica artesanal, con variaciones en color, forma y textura, complementa esta búsqueda de materiales expresivos, no desde la nostalgia, sino desde la singularidad y la calidad táctil.

Cerrando el círculo, Rifé apuesta por la combinación de madera con piedra, tejidos o metal, así como materiales técnicos con textura y procesos más responsables.

Concept room de Francesc Rifé para Interihotel

Confort contemporáneo

El confort se redefine en clave sensorial. Las líneas rectas pierden presencia eb favor de formas más orgánicas: sofás redondeados, sillones tipo capullo, volúmenes que invitan a permanecer. Esta tendencia se extiende a mesas, lámparas y piezas auxiliares que adoptan contornos más suaves.

Los textiles refuerzan esta idea de bienestar estructurado. La lana bouclé, los terciopelos acanalados, el lino grueso o las fibras recicladas se utilizan por su capacidad para aportar textura, espesor y calidez sin renunciar a la elegancia.

Rifé vuelve a situar la sensorialidad como criterio fundamental: “El diseño no es solo visual. La textura, el peso, la temperatura o la manera en que un material recibe la luz influyen en cómo habitamos un espacio. Busco superficies que transmitan calidez y autenticidad, más que un impacto inmediato”.

Y, para DesignAgency, esa sensorialidad tiene también un componente emocional directo: “¡La emoción es clave! Como interioristas somos responsables de concebir la ‘última capa’ del proyecto”. 

Restaurante de Ricard Camarena, diseñado por Francesc Rifé

 

Una sostenibilidad basada en proximidad y permanencia

La sostenibilidad se entiende de dos maneras complementarias. Para Curto, la clave está en la cercanía material: trabajar con recursos del territorio para reducir impacto y reforzar identidad. Para Rifé, en cambio, la sostenibilidad se sostiene sobre la durabilidad real: “Un material sostenible es el que dura, el que envejece bien y no obliga a cambiarlo con frecuencia. Lo verdaderamente sostenible es lo que resiste el paso del tiempo”. Baccari completa este marco con una visión pragmática: “Aceptamos el reto de crear soluciones que reutilicen, reinventen o integren en elementos existentes para darles nueva vida y evitar que terminen en vertederos”.

Esta triple mirada -lo cercano y lo duradero- sintetiza la madurez del CMF en 2026: el valor no está en la novedad, sino en la coherencia entre material, contexto y uso. La selección ya no se basa únicamente en la apariencia, sino en la capacidad de una superficie para envejecer con dignidad, integrarse en distintos ciclos de vida y mantener su funcionalidad con el paso del tiempo. Esta perspectiva desplaza el foco desde la tendencia efímera hacia una forma de diseñar más reflexiva, donde cada elección implica también una responsabilidad.

Escuela Inicial Cerro Colorado, de Estudio Copla

 

Para profesionales de la arquitectura y el diseño, esta combinación supone un cambio de paradigma: ya no se trata solo de incorporar “lo nuevo”, sino de decidir qué tiene sentido mantener, qué aporta valor real al espacio y qué contribuye a un uso más consciente de los recursos.