35 años de casas pasivas: eficiencia energética y sostenibilidad

Mucho ha llovido desde que en 1990 se construyó en Darmstadt (Alemania) la primera casa pasiva y, unos años después, se fundó el PasssivHaus-Institut (PHI) para promocionar lo que ya consideraban un estándar: viviendas tan bien aisladas que reducen al mínimo su consumo energético. Tres décadas después, hay unos cuantos miles de casas certificadas por el PHI por el mundo, de las que cerca de 500 están en España. ¿Cómo han cambiado las cosas en estos treinta años? ¿Qué novedades hay en el mundo Passivhaus?

 

La importancia de los materiales en Passivhaus

El estándar de las casas pasivas tiene cinco principios (aislamiento térmico superior, ventanas de alto rendimiento, ausencia de puentes térmicos, ventilación mecánica controlada y hermeticidad total), y es gracias a su cumplimiento como se logra el objetivo de este tipo de vivienda: al evitar tener que usar calefacción o aire acondicionado, el consumo energético es mínimo. 

Los materiales con los que se construye (o rehabilita) una passivhaus son clave para convertir en realidad varios de esos principios y, con el paso del tiempo, se han ido haciendo más eficientes a la hora de garantizar esa barrera que impide que se vaya el calor (o se cuele el frío) en invierno y viceversa.

Esto se podría conseguir con las soluciones industriales y de construcción tradicionales, pero en los últimos años estas están siendo sustituidas por materiales sostenibles y biobasados que, gracias a sus propiedades básicas y diferentes innovaciones, logran esa hermeticidad que cuida el rendimiento energético. Soluciones de corcho expandido, celulosa reciclada, fibras de cáñamo y lino y hasta aislamientos de micelio (hongos cultivados) combinan sus excelentes propiedades térmicas con un muy bajo impacto ambiental.

 

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A estos materiales más novedosos en el mundo de la construcción se suman también otros clásicos que, convenientemente tratados, aumentan su capacidad de aislamiento hasta cumplir con el estándar PassivHaus. Uno de ellos es la madera: no todas las maderas son iguales (para empezar, provienen de distintas especies) y no cualquier plancha cerrará el paso al aire y al frío, y por eso no todas las tablas de este material cuentan con el visto bueno del PHI. Algunas, sin embargo, sí: Superpan® Tech P5 y Vapourstop son dos ejemplos desarrollados por Finsa que están reconocidos con el sello Certified Component que otorga el instituto a materiales y componentes especialmente eficientes desde el punto de vista energético. Tech P5 y Vapourstop son tableros de fibra de madera e interior de partículas en cuyo desarrollo se ha dado prioridad a la hermeticidad del aire, permitiendo ejecutar envolventes herméticas que no introducen aire de infiltración al interior del edificio.

 

¿Buen aislamiento = bajo impacto?

¿Son todas las casas bien aisladas sostenibles y de bajo impacto? Depende, como siempre, de otros muchos factores que acompañan la construcción y el funcionamiento de una vivienda. Centrándonos en el aspecto energético, el propio PHI premia en sus certificados de casa pasiva el uso de fuentes de energía renovable. Así, una edificación que tiene el estándar Passivhaus Classic podría alcanzar las clases Plus o Premium (introducidas en 2015) si, además, genera energía renovable a través de paneles fotovoltaicos u otro sistema para el autoconsumo.

Aunque el estándar Passivhaus se centra casi exclusivamente en el rendimiento energético -es decir, en reducir al mínimo la demanda de calefacción y refrigeración mediante un diseño muy eficiente-, en la práctica muchas de estas viviendas terminan siendo sostenibles también en otros aspectos. La necesidad de minimizar pérdidas térmicas impulsa el uso de materiales duraderos, sistemas constructivos de alta calidad y ventilación controlada con recuperación de calor, lo que mejora la calidad del aire interior y alarga la vida útil del edificio. 

 

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Esta tendencia hacia la sostenibilidad general, imprescindible en la situación de emergencia climática en la que vivimos, se está impulsando también a través de la legislación. Un ejemplo es la nueva Directiva Europea de Eficiencia Energética (EPBD), cuyo objetivo es poner freno a la generación de emisiones de efecto invernadero tanto en la construcción del edificio como a lo largo de su vida útil. Así, los materiales que acrediten mediante sus declaraciones ambientales de producto que tienen un carbono equivalente bajo serán los mejor posicionados en los análisis del ciclo de vida de los proyectos de edificación para ser prescritos y utilizados. 

Esto vuelve a colocar a la madera como un material muy interesante para su uso en construcción, tanto en el contexto de las casas pasivas como para viviendas que no buscan ese estándar, ya que es un recurso que secuestra carbono en su etapa de crecimiento, y su posterior proceso industrial de transformación también está acotado en consumo energético.

Por todo esto, no es casualidad que muchas de las casas o de los materiales reconocidos con el estándar Passivhaus tengan también otros muchos certificados de sostenibilidad, que premian un enfoque que busca minimizar el impacto sobre el medio ambiente: LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental), BREEAM (certifica la construcción sostenible), Cradle to Cradle (muy centrado en la economía circular), etc.

 

3 casas pasivas y sostenibles en España

LILU’s House (Abrera, Barcelona)

La casa de Lilu es un tres en uno: en sus 142,4 m2 de superficie, distribuidos en dos plantas, hay sitio para un hogar, una oficina y una unidad de investigación sobre construcción en madera. Porque, sí, ese es el material principal de la estructura del edificio, con una fachada en la que se utilizaron los tableros de Finsa certificados por el PHI. Tiene el estándar PassivHaus Plus y genera un 42% de energía más de la que consume. 

Casa Villaornate (Villaornate, León)

Diseñada por el arquitecto Sergio Torre y construida en 2023, cuenta también con la certificación Plus del PHI. Se trata de una vivienda de 163 m2, en una única planta, que usa madera certificada en su estructura y en la fachada (aquí, de nuevo, con soluciones de Finsa). Pensada para lograr el máximo confort interior, una óptima salubridad y un consumo energético casi nulo, es respetuosa con el medio ambiente, sostenible y bioclimática y utiliza materiales reciclados y reciclables.

 

Casa en Meco (Madrid)

 

Asentada en una parcela de 430 m2, esta vivienda diseñada por el estudio ESPassivHaus destaca por sus grandes ventanales, que no son incompatibles con un gran aislamiento térmico. Distribuida en dos plantas y un sótano, combina hormigón, madera de Finsa y aluminio para lograr los objetivos energéticos, ambientales y estéticos buscados.

 

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La innovación y la sostenibilidad han hecho que las casas pasivas sean algo cada vez más demandado y que, más de treinta años después del nacimiento del estándar, este sea más relevante que nunca. El interés en España se puede medir en el hecho de que la Conferencia Española Passivhaus (CEPH) vaya en 2025 ya por su decimoséptima edición, que se celebrará a principios de noviembre en Avilés.