El hospitality está viviendo una explosión de nuevas tipologías que se adaptan a los usos y cambios sociales: nómadas digitales, experiencias en familia… En 2025 se consolidarán tres vectores: operativizar la digitalización (BIM + datos + IA para decidir mejor), personalizar con sentido (lujo táctil y soluciones por microsegmento) y cerrar el círculo (circularidad y segunda vida desde el diseño).
Para los equipos de arquitectura e interiorismo, la ventaja competitiva estará en orquestar el ecosistema -cadena, proveedor, industria- y en elegir materiales que no solo vistan, sino que gestionen: tiempos, mantenimiento, sostenibilidad y retorno. Ese será el nuevo estándar de hospitalidad deseable. Vamos a verlo a través de cinco tendencias.
Una digitalización operativa
La digitalización ha dejado de ser un mantra y por fin baja a obra. En hospitality, el verdadero giro no está en el check in sin colas ni en las apps de habitación -que ya son estándar-, sino en cómo se diseña.
BIM, Revit y las plataformas colaborativas se han convertido en el nuevo idioma común entre cadenas, estudios, industriales e instaladores. Este ecosistema de trabajo compartido optimiza tiempos, minimiza errores y, sobre todo, alinea la materialidad con el negocio: lo que se modela es lo que se fabrica, instala y mantiene.
De buscar productos a buscar soluciones
En cuanto a los materiales, el cambio de fondo está en pasar del producto a la aplicación. La prescripción evoluciona hacia soluciones por tipología, categoría y presupuesto. No se trata de “qué tablero” o “qué chapa”, sino de qué combinación de materiales, acabados y procesos resuelve un cinco estrellas urbano frente a un resort familiar o un hostel. Y hacerlo en colaboración con otros agentes si hace falta.
Una propuesta one stop shop como la del ecosistema Habitat 360, con un porfolio transversal que integra madera y derivados, HPL, cantos, chapas texturizadas, papeles decorativos, textiles o piel… cristaliza esta visión holística y acelera decisiones sin perder coherencia estética.

La novedad no está solo en el qué, sino en el cómo se acompaña a prescriptores. Bibliotecas digitales, moodboards descargables, porfolios de referencia y guías por segmento permiten arrancar proyectos con un nivel de definición alto desde el minuto cero y mantenerlo hasta la instalación. Cuando además ese acompañamiento se integra con industriales y distribuidores, el resultado se nota en cuadro de mando: menos iteraciones, menos mermas, más consistencia.
Diseña como la naturaleza lo haría
En sostenibilidad, el discurso también madura. No basta con fichas técnicas ni con el origen certificado de la madera. Aquí toca también un enfoque holístico que empuja a hablar de circularidad, salud y trazabilidad: qué certificaciones se persiguen (LEED, BREEAM o WELL), cómo se diseña para la segunda vida de cabeceros, armarios o puertas, qué porcentaje de contenido reciclado es viable en cada uso o cómo se gestionan los residuos de reforma.
El gran reto del sector hotelero -predominantemente de rehabilitación frente a obra nueva- es medir el impacto y priorizar; por eso veremos más objetivos parciales por lotes (habitaciones, F&B, lobby) y pasaportes de materiales que acompañan al activo durante su ciclo.

Hospitality como lujo hiperpersonalizado
La hiperpersonalización será la palabra clave de 2025. Del glamping con jacuzzi a los campings de módulo mínimo, del aparthotel pensado para familias al “only adults” urbano, la oferta se atomiza y sube el nivel de detalle. Este zoom exige materialidades específicas (resistencia, mantenimiento, acústica, tacto) y catálogos capaces de moverse con soltura entre lo premium y lo resistente, entre lo perenne y lo efímero.
En paralelo, el lujo gana terreno como actitud más que como etiqueta: calidades táctiles, texturas profundas, acabados listos para usar que reducen plazos, y una marquetería industrializada que permite gráficos, patrones e identidad de marca sin costes artesanales inasumibles.
Cambios de usos en hospitality
La última palanca silenciosa que va en paralelo a la hiperpersonalización: el cambio de uso. La reconversión de oficinas en hoteles, de hoteles en coliving o de residenciales en edificios turísticos completos se intensifica. Aquí la digitalización vuelve a ser clave -mediciones precisas, compatibilidad técnica, simulación de flujos- y la estrategia de materiales marca la diferencia: soluciones desmontables, acabados de alta rotación para zonas de impacto y familias estéticas que facilitan reposiciones sin dejar “parches”.


