La belleza de los polígonos industriales

¿Te horroriza la idea de tener que ir a trabajar a un polígono? Lugares grises, escasas zonas para los viandantes y la falta de servicios públicos son algunas de las características que primero relacionamos con estas zonas industriales. ¿Está reñido lo funcional con lo bello? No, veamos el porqué.

En la actualidad, los polígonos industriales están sufriendo un deterioro causado por el paso del tiempo. Las empresas no se preocupan del espacio que rodea sus instalaciones y existe una falta de mantenimiento de los espacios públicos colindantes. Esto, entre otros factores como la reubicación de centros productivos, acelera la degradación y la obsolescencia de estos terrenos.

Lo “poligonero”, reformulado

Las áreas de urbanismo de las ciudades ya sen han percatado de estos problemas y empiezan a buscar soluciones. Los polígonos industriales de Besós, en Barcelona, se han urbanizado siguiendo las directrices del proyecto “Poligoneras, justicia de género de los polígonos industriales”.

Algunos de los cambios que se han implementado en este modelo son: mejora de la accesibilidad, aumento de la frecuencia del transporte público, pintado de pasos de peatones, incremento de los puntos de alumbrado, creación de espacios verdes, fomento de su uso en la vida cotidiana e impulso a la seguridad.

 

Innovación y diseño en espacios industriales

Todas estas soluciones se pueden aplicar sin renunciar a la parte innovadora, creativa y bella del diseño industrial. Por ejemplo, en Ámsterdam han equipado sus pasos de peatones con luces LED en el suelo para evitar accidentes si las personas van mirando el móvil.

Proyecto de HIG Traffic Systems en Ámsterdam.

 

Otros recursos que mejoran la urbanización de los polígonos industriales son las paradas de autobuses y los espacios verdes para descansar y disfrutar de la hora del café en el trabajo. El centro de creación contemporánea, Matadero Madrid, situado en el antiguo mercado de ganados de la ciudad, incluyó en su recinto el proyecto Archipiélago de Jerónimo Hagerman, un sistema modular, dinámico y hexagonal de islas vegetales que atrapa al usuario. Un diseño de mobiliario urbano moderno que tiene la doble función de crear un espacio verde y un área de descanso.

Jerónimo Hagerman. Archipiélago, Sistema modular dinámico hexagonal de islas vegetales. Matadero Madrid, 2011.

 

Los otros polígonos: parques tecnológicos y hubs

Más allá de los tradicionales polígonos industriales, la transformación digital y las nuevas profesiones han dado lugar a nuevos espacios como parques tecnológicos y hubs. Estos son referentes en diseño, innovación y funcionalidad. Algunos de sus máximos representantes están en Silicon Valley, como el Googleplex y la sede de Samsung.

El complejo de Google, Googleplex, tiene un edificio principal diseñado para aprovechar la luz natural. Las zonas de trabajo se dividen en pequeñas estancias para cuatro personas y están pensadas para fomentar el desarrollo de ideas evitando el ruido de las grandes oficinas. También cuentan con gimnasio, piscina, salas de videojuego y espacios para practicar mindfulness. ¿Cuál es la gran diferencia? La importancia que le otorgan a los espacios al aire libre. Además de contar con pistas de tenis y campos de fútbol, en sus jardines plantan los vegetales que luego se sirven en la cafetería. Así, la plantilla también puede disfrutar de los beneficios de la horticultura.

Otra gran sede que sirve de ejemplo de otro modelo de polígono industrial es la de Samsung.  El edificio, inspirado en un microchip, está diseñado en vidrio y paneles de metal blanco. La estructura tiene en cuenta la trayectoria del sol y la luz para adecuarse a las circunstancias. Además del área de ventas y de investigación que se encuentran dentro del edificio, construyeron una cafetería fuera para fomentar la actividad física y los paseos al aire libre. Este complejo también cuenta con un gimnasio, cápsulas para echar una siesta y salas para escuchar música bajo una iluminación de colores.

Ciudades funcionales y ejemplares

Otros espacios creados con una finalidad laboral o de divulgación y que no renuncian al diseño son la Ciudad de la Justicia de Barcelona y la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia.

La Ciudad de la Justicia de Barcelona fue diseñada por el arquitecto David Chipperfield y Fermín Vázquez. Este conjunto de ocho edificios pretende romper con la imagen rígida de la justicia y establecer un equilibrio entre las zonas de trabajo, los espacios públicos y el paisaje. Los distintos bloques comparten una plaza pública y su aparente disposición irregular, con tamaños y colores diferentes, está diseñada para crear un paisaje armónico.

Ciudad de la Justica de Barcelona tomada por Wojtek Gurak.

 

La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia fue concebida con el objetivo de fomentar la tecnología, la ciencia y el arte. Toda esta labor de divulgación del conocimiento se desarrolla en un entorno arquitectónico único, proyectado por Santiago Calatrava y Félix Candela. Además del diseño de los propios edificios, el complejo cuenta con zonas verdes, carril bici y servicios de restauración, entre otros.

Este recorrido por la urbanización de polígonos industriales con mobiliario moderno, los edificios de oficinas de Silicon Valley y estas dos últimas ciudades demuestra que lo funcional no está reñido con lo bello. Polígonos industriales, complejos empresariales, oficinas y hubs pueden inspirarse en estos ejemplos y rediseñar sus espacios, tanto interiores como al aire libre.

Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, proyectada por Santiago Calatrava y Félix Candela.