2025 confirma una intuición que venía latiendo: el interiorismo abraza una estética cálida donde lo táctil manda. La novedad no es tanto el “regreso” de lo artesanal -ese imaginario de talla, trama, barro y veta marcada- como su traducción industrial: paneles y superficies técnicas capaces de escalar el look craft a vivienda, contract y retail sin perder consistencia ni viabilidad. Es la neoartesanía de la que ya hablábamos en Connections by Finsa: un equilibrio entre oficio e innovación que rehuye la producción perfecta y valora la pieza con alma, incluso cuando el proyecto exige metrados y plazos de obra reales. Rastreamos cómo este código material se está plasmando en tres lenguajes –relieves tipo taller, textiles arquitectónicos y piedras– y en una cuarta vía que hoy vertebra muchos programas: la madera que se toca.
1) La herramienta como ornamento: relieves “de taller”
La neoartesanía industrial entiende el trazo de la herramienta como lenguaje estético. En obra, esos gestos se traducen en tableros texturizados con relieve real -no impresión- que capturan el tempo del taller.
FibraPan® Tex Carved convierte el tallado manual en una textura profunda, orgánica, con irregularidades controladas que se leen tanto en luz rasante como en agarre táctil. Ideal para frentes, mostradores o aplacados que necesitan carácter sin sobrecargar la planta.

FibraPan® Tex Yute recrea el trenzado diagonal de fibras naturales (ratán, esparto) en una trama entrecruzada que aporta sombra, profundidad y un aire handmade muy controlado para pasillería hotelera, traseras de retail o cabeceros.

Ambas familias existen también sobre otras bases -desde MDF técnico hasta versiones con chapa natural- y forman parte de una oferta de paneles texturizados que permiten tintados o lacas a membrana para ajustar color y brillo por proyecto.
2) Textil arquitectónico: cuando el paño se vuelve superficie
El segundo bloque de esta neoartesanía industrial es literalmente textil, pero pensado como arquitectura: robusto, ready to use y coordinado.
Linum lleva la fibra de lino a panel para un resultado de trama visible, mate y muy arquitectónico (ideales en boiseries, laterales de isla o divisorias). Un ejemplo: Linum Marrón.

Suede ofrece un terciopelo técnico con ese tacto aterciopelado que “calma” espacios residenciales y hospitality. Véase Suede Crudo.

Pelle introduce cuero reciclado con acabado fino y aroma característico, útil en frentes y cabeceros cuando buscamos un lujo discreto y circular. Ejemplos: PelleArena o Pelle Duna.
Las tres tipologías se agrupan en la gama Fabric, que resume bien la idea: textiles auténticos y cuero natural reciclado, preaplicados en tablero y con prestaciones de resistencia, antibacterianas y R2U, listos para instalación.
3) Mineralidad natural: piedras “de taller”
Lejos del brillo marmóreo excesivo, la tendencia mineral de 2025 pide piedras con gesto humano: veladuras crema, pátinas que recuerdan al levigato, pizarra coloreada. En superficies técnicas, esto se traduce en diseños con micro-relieve y mates cálidos. Te ofrecemos cuatro alternativas que encajan en esta tendencia:
- Atacama: una familia inspirada en el barro cocido -orgánico, irregular- que funciona muy bien para fachadas interiores, paredes de retail o zócalos de tránsito. Ver Atacama Cemento o Atacama Terra.

- Creta: relectura de la caliza/pizarra con dos tonos muy aplicables -Basalto y Bronce-, pensada para mobiliario de cocina, revestimiento y decoración donde importa la sombra del relieve más que la veta. Fíjate en Creta Basalto o Creta Bronce.

- Creamy Travertino: un travertino actualizado, neutro (menos amarillento), que encaja con maderas claras y verdes apagados; el acabado supermate Balm aporta tacto cálido y baja reflectancia.

- Pietra Alba: piasentina en gris claro con vetas de cuarzo sutiles; disponible, por ejemplo, en encimera fina Fintop Xtrim con textura Moa. No le quites ojo a Pietra Alba.

El resultado: la lectura mineral deja de ser fría y se acerca al taller de cantería, con huellas visibles de proceso y mates apetecibles.
4) La madera que se toca: poro sincero y veta expresiva
Si hay un territorio donde la neoartesanía industrial despliega todo su potencial es la madera técnica. En 2025 destaca Yoku, un poro roble desarrollado a partir de muestras reales que alterna poros de distinta profundidad para maximizar naturalidad al tacto. Sobre ese poro viven colecciones que priorizan veta expresiva y color natural:
- Serenade: cuatro robles mallados -Alba, Garden, Rose, Sunset- para cubrir diferentes lecturas del “natural” según latitud y cultura material. Destacamos Serenade Garden Yoku y Serenade Alba Yoku.

- Carya Wood: catedrales amplias, nudos dispersos y juego cromático con alta definición; perfecta para panelados de paso y mobiliario que reclama presencia.

Más allá del catálogo, el mensaje es táctil: maderas de “tocar y ver” que resuelven el eterno dilema del proyecto (sensación + durabilidad) con superficies antihuella, mates cálidos y poros sincronizados.
¿Por qué ahora resurge la neoartesanía industrial?
Porque el mercado (y el usuario final) exige sensorialidad con criterio: materiales que emocionen, pero que soporten el uso intensivo y la repetición propia de la obra. La neoartesanía ya no se queda en el objeto único: se industrializa sin diluirse, gracias a superficies que codifican el gesto del taller y lo replican con coherencia. Esa línea, la del oficio a la serie controlada, es la que diferencia un proyecto “con textura” de uno simplemente revestido.
Cómo combinar sin perder el hilo: CMF al servicio del proyecto
El riesgo de mezclar relieves, tramas y piedras es romper la armonía. Aquí el diseño CMF actúa como esqueleto: una paleta cromática consistente, mates cálidos y compatibilidad de espesores, formatos y cantos. Ecosistemas como Habitat 360 lo ordenan en clave One Stop Shop: de la inspiración y la prescripción a la logística, con familias pensadas para emparejar (texturas, laminados, cantos, perfiles) y evitar mismatch de tono o brillo en obra.

