La respuesta a la convocatoria de un concurso para la rehabilitación arquitectónica de A Panda da Dá fue muy satisfactoria: se presentaron 54 candidaturas, de las que tan solo una podía resultar ganadora. El jurado escogió la propuesta del equipo formado por Atelier Ander Bados, Estudio Copla, Bamba Studio, TO y el paisajista Senén Rivero, pero la generación de ideas y conocimiento que surgió gracias al concurso fue transversal a todas las candidaturas. Destacamos aquí las de los cuatro finalistas a través de sus propias palabras sobre los puntos fuertes de su propuesta y las razones por las que se presentaron:
Arrokabe Arquitectos
Puntos fuertes:
Iván Andrés Quintela lo centraliza en “el aspecto relacional: hemos intentado atender a todos los requerimientos, tanto a los de territorio como a los más programáticos e incluso constructivos de la propia aldea, atendiendo al patrimonio. Intentamos dar una respuesta que asumiera esa complejidad”.
Por qué se presentaron:
“El concurso tocaba cuestiones que tenían que ver con la rehabilitación patrimonial de sus arquitecturas tradicionales y con la sostenibilidad y la ecología. Nosotros somos un estudio que trabaja en Galicia y que está muy preocupado por este tipo de temas y nos parecía una oportunidad para seguir insistiendo y reflexionando sobre ello. Por otro lado, al ser Finsa la promotora y nosotros especialistas en arquitectura en madera, intentar participar nos parecía casi una necesidad”.
Brandão Costa Arquitectos
Puntos fuertes:
“Los puntos fuertes de nuestra propuesta eran la preservación de la naturaleza de los edificios existentes y el ambiente del lugar. Además, la elección de ordenar toda la propuesta a partir de una sola planta permitió obtener una gran calidad espacial en una relación continua con el terreno”, señalan desde Brandão Costa Arquitectos.
Por qué se presentaron:
“Nos entusiasmó la belleza del lugar y el carisma de los edificios preexistentes. El programa propuesto nos pareció muy interesante y un desafío para desarrollar una propuesta arquitectónica contemporánea”.
CoLab + Assemble
Puntos fuertes:
“Nuestra propuesta concebía A Panda da Dá como un laboratorio de construcción sostenible, entendiendo esta cualidad como algo múltiple: situado en un contexto (nos hubiera encantado poder entretejer alianzas con artesanos y productores locales), local (entendiendo que la mayor parte del proyecto se hubiera podido construir con madera del propio bosque de A Panda, de ahí la propuesta de un sistema constructivo con predominancia de madera maciza de pino con secciones menores-medias y largos de 250cm) o circular (movilizando recursos existentes y promoviendo la autonomía energética). También nos parecía que un punto fuerte era la ambición de un proyecto muy estudiado en cuanto a su implementación en fases, tratando de responder tanto a las necesidades inmediatas como a un programa territorial complejo. Ambas fortalezas conectan con uno de los retos claves que pensamos con la propuesta: que A Panda da Dá no fuese un espacio meramente interesante, sino que pudiese ser de facto un espacio de innovación e investigación para la empresa Finsa, y una incubadora donde tejer alianzas con escuelas de arquitectura, escuelas de oficios, empresas del ámbito de la construcción o agentes ligados a la silvicultura”, describe Enrique Espinosa, uno de los integrantes del equipo.
Por qué se presentaron:
“Nos parecía una oportunidad excelente para combinar investigación y práctica en asuntos que desde Colab nos interesan: la construcción sostenible, la indagación técnica, la reactivación de preexistencias. Además, la posibilidad de colaborar con Assemble, que es un equipo con el que sintonizamos en modos de hacer y a quien admiramos, nos parecía irrechazable”.
João Mendes Ribeiro + Luísa Bebiano
Puntos fuertes:
En palabras de Luísa Bebiano, el punto fuerte fue “rediseñar el pueblo sin realizar rupturas innecesarias, recalificando dos espacios públicos: la plaza triangular y el patio (por donde se va cruzando el comedor). Para nosotros era importante mantener la escala humana del conjunto edificado, manteniendo los mismos sistemas constructivos tradicionales. Era relevante también no transformar el conjunto de A Panda da Dá en un solo edificio, sino mantener la idea de varias casas, como las que existen en un pueblo. Ubicar el comedor en ese lugar, con esa altura de alero y cumbrera, nos permite introducir una sensación de unidad en un complejo que es rico por su diversidad. Esto proporciona continuidad en las fachadas, reforzando la idea de una plaza (rematada por un invernadero) y un patio (como espacio más informal). Nos preocupamos por responder al programa anterior, además de garantizar la sostenibilidad energética e hidráulica”.
Por qué se presentaron:
“Consideramos que es una competición muy bien desarrollada, con datos muy bien definidos, en un lugar muy bonito y a una escala en la que estamos muy interesados en trabajar”.

