La materialidad vuelve al centro del discurso en arquitectura e interiorismo. Las superficies ya no se eligen solo por funcionalidad o color, sino por su capacidad de generar atmósferas y transmitir sensaciones. En este contexto, los acabados mate, brillo y efecto vidrio protagonizan una nueva estética de contraste, capas y sofisticación silenciosa.
De la calma visual del supermate al lujo del brillo espejo, pasando por las superficies satinadas que evocan el vidrio lacado, 2026 será un año de combinaciones cuidadosamente orquestadas. Y no solo en cocinas o baños: también en retail, hospitality y espacios híbridos que reclaman soluciones duraderas, táctiles y emocionalmente resonantes.
La estética del mate: naturalidad táctil y sofisticación discreta
El acabado mate sigue creciendo en popularidad, pero no como moda pasajera, sino como lenguaje consolidado. En su versión más extrema -supermate- ofrece una superficie que absorbe la luz, reduce reflejos y añade profundidad cromática. Al tacto, transmite calidez y cercanía, atributos cada vez más valorados en el diseño postdigital.

Las nuevas soluciones en superficies, como aquellas basadas en polímeros coloreados en masa, exploran esta estética desde la funcionalidad. Es el caso de materiales como Solid, que combina tacto suave, resistencia mecánica y una paleta neutra o ligeramente coloreada -con opciones tanto mate como brillo- pensada para integrarse en cocinas, mobiliario o aplicaciones verticales de alto tránsito. Con opciones como Verde Java Solid Matt o Gris Lava Solid Matt, Solid se convierte en una solución versátil para aplicaciones verticales, especialmente en ambientes de uso intensivo como cocinas o retail. Su baja densidad -que reduce la huella de carbono- y su resistencia mecánica la hacen adecuada para interiores sostenibles y longevos.

Efecto glow y vidrio: la luz como material de diseño
Frente a la sobriedad mate, resurgen los acabados que reflejan la luz, pero desde una mirada más contenida. El brillo de hoy es sofisticado, casi arquitectónico. No busca deslumbrar, sino amplificar la luz natural, generar profundidad espacial y aportar un carácter escenográfico al interior. En este punto, el efecto vidrio cobra protagonismo.

En esta línea, destacan soluciones como las de la gama Topglass, que trabajan el brillo desde la sobriedad, a través de una capa superficial de alta definición, similar al vidrio lacado. Tonos como Gris Reno o Negro Mem phis se utilizan ya en composiciones donde el acabado glow convive con materiales naturales, tejidos o superficies técnicas. Estas propuestas no buscan protagonismo por sí solas, sino formar parte de una narrativa visual coherente.

Brillo y mate: contraste como estrategia estética
Lo que realmente marcará tendencia en 2026 es la convivencia de ambos acabados en un mismo espacio. Alternar superficies mate con elementos brillantes o satinados genera un lenguaje matérico más rico, que permite jerarquizar zonas, crear ritmo visual y reforzar la identidad del proyecto.
Frentes mate con detalles brillantes, estanterías glow enmarcando fondos satinados, o revestimientos modulares que alternan ambos acabados, son algunas de las composiciones más vistas en ferias y editoriales de tendencias en 2025. Este enfoque encuentra apoyo en materiales como los de la gama L100, que ofrece versiones brillo y mate de un mismo color -como el clásico White SR 209– permitiendo crear interiores coordinados con sutiles cambios de textura.

Las superficies se han convertido en herramientas expresivas del diseño contemporáneo. Y es en su mezcla -no en su pureza- donde los interiores encuentran hoy su identidad. Frente al maximalismo del pasado o al minimalismo frío, 2026 perfila un nuevo lenguaje matérico: silencioso, equilibrado y profundamente sensorial.

