El recorrido profesional de José Manuel Ferrero está íntimamente ligado a Valencia. Fue en la edición de 2003 del Salón nude, en Feria Hábitat, donde se produjo la primera aparición de su trabajo, coincidiendo con el nacimiento de su firma, estudi{H}ac. 22 años más tarde es el responsable de conceptualizar este mismo Salón nude para dar el relevo a más jóvenes profesionales.
Describe su firma como un atelier de diseño, especializada en realizar proyectos a medida de producto, arquitectura interior y creación de montajes efímeros. Este traje a medida convierte a Ferrero en un gentleman del diseño, como él mismo se define. En su recorrido de más dos décadas, ha conseguido premios internacionales como German Design, IFF, Restaurant & Bar design awards, Archiproducts, ADI FAD, ADCV o Best national designer 2023 otorgado por la revista Interiores. Conversamos con él para conocer más sobre su idea actual de la profesión tras este devenir plagado de éxitos.

Cuentas que Phileas Fogg es un personaje que te ha marcado especialmente, y se encuentra similitud en tus experiencias alrededor del mundo. Además de Inglaterra, ¿qué otros países te han marcado y por qué?
Inglaterra ha sido clave por su cultura del detalle y la tradición, pero también Japón me ha marcado profundamente por su manera de entender el silencio, la sobriedad y el respeto hacia los materiales. Italia, en cambio, representa para mí la pasión por la belleza y el diseño como estilo de vida. Y, por supuesto, España, porque desde aquí he aprendido a valorar la riqueza de la artesanía y la industria que nos rodea.
¿Qué parte de los trabajos que realizas disfrutas más: diseño de producto, arquitectura interior, montajes efímeros…?
Cada disciplina tiene un lenguaje distinto y eso me apasiona. El producto me permite trabajar el detalle más íntimo, la escala cercana al usuario. El interiorismo crea atmósferas completas que envuelven. Y los montajes efímeros son pura energía creativa, un laboratorio instantáneo. Lo disfruto todo porque cada campo enriquece al otro.

¿Qué supuso para ti participar en el Salón nude en 2003?
Fue el punto de partida, un lugar donde mostrar mi manera de entender el diseño sin filtros, en contacto directo con la industria y con otros diseñadores. Nude me dio visibilidad, pero sobre todo confianza: la certeza de que había un camino posible desde mi propia voz.

En esta edición de la Feria Hábitat la zona nude se transforma en una pista de atletismo. ¿Cómo ves la carrera de fondo del diseño y de la arquitectura en estos tiempos?
El diseño no es un esprint, es una maratón. Se necesita resistencia, paciencia y visión a largo plazo. Vivimos un tiempo de cambios constantes, donde lo inmediato parece imponerse, pero creo que la verdadera aportación del diseño está en construir trayectorias sólidas y coherentes.

¿Cuál es tu material predilecto para trabajar?
Me interesa mucho la madera, por su calidez y versatilidad, pero también los textiles, porque llevan consigo historia, memoria y un vínculo emocional muy potente. La combinación de ambos es un terreno en el que me siento muy cómodo.
Por tus orígenes, estás muy vinculado a la industria textil. ¿Qué peso tiene el imaginario de la moda y la sastrería en tu universo creativo?
Es fundamental. La sastrería me ha enseñado el valor de la precisión, del corte perfecto, del detalle que cambia todo. Trabajo el diseño como un traje a medida: cada pieza, cada espacio tiene que adaptarse a quien lo vive. Esa visión “a medida” es parte esencial de mi lenguaje.

¿Qué balance realizas de los más de veinte años con tu propia firma?
Han sido años de mucho esfuerzo y de aprendizaje continuo. El balance es positivo: hemos conseguido consolidar un estilo propio, reconocible, y al mismo tiempo mantenernos abiertos a nuevas formas de trabajar. Me siento orgulloso de la constancia y de haber creado un equipo y un estudio que siguen evolucionando.
¿De qué proyecto sientes mayor orgullo?
Es difícil elegir, porque cada proyecto tiene su momento y su valor. Pero quizá diría que me siento más orgulloso de aquellos en los que hemos conseguido crear una conexión emocional con las personas. Eso puede ocurrir tanto en una silla como en un hotel.

¿Cómo encuentras inspiración cuando aparece un bloqueo? ¿Eres más digital o analógico en esa búsqueda creativa?
Soy más analógico. Me gusta dibujar, tocar materiales, observar. Muchas veces la inspiración llega en lo cotidiano: un tejido, un objeto encontrado, una conversación. La parte digital es importante para desarrollar y comunicar, pero la chispa creativa nace siempre de lo tangible y lo humano.

