Tecnología multisensorial: tocando y oliendo a través de dispositivos electrónicos

Una app que recrea olores a través de nuestro smartphone, otra que me permite tocar o incluso besar a distancia… No hablamos del futuro, hablamos del camino hacia una tecnología orientada a todos nuestros sentidos. ¿Estamos lejos de la tecnología multisensorial?

En un mundo cada vez más deshumanizado, lo sensorial es un valor al alza. Parece una paradoja, pero la tecnología multisensorial camina hacia desarrollos que nos permitan sentir. Seguro que todos habéis visto ese vídeo en el que una niña intenta manejar una revista como un iPad. Así empezó todo, con las pantallas táctiles. Hoy en día los dispositivos táctiles abarcan desde smartphones y tablets a máquinas expendedoras. Incluso existe un sencillo aparato que te permite convertir la pantalla de tu portátil en táctil.

Sí, ya estamos acostumbrados a manejar los dispositivos tecnológicos de nuestro día a día tocando, pero cuando hablamos de tecnología multisensorial hablamos de otra cosa. El proyecto Oculus o el guante Dexmo caminan hacia un futuro en el que nuestros dispositivos móviles integrarán sensores que transmitirán olores, gustos o texturas.

Las pantallas táctiles fueron uno de los primeros pasos de la tecnología multisensorial

Tecnología multisensorial: oler, probar y sentir a distancia

«La vista y el oído funcionan con frecuencias. Una frecuencia es un número, y se puede digitalizar fácilmente», explica Adrian David Cheok, profesor en la London City University. Por eso hasta hace unos años todas las innovaciones tecnológicas habían estado centradas en la imagen y el sonido. Su calidad ha ido mejorando en televisores, ordenadores, teléfonos móviles… hasta casi tocar techo. Actualmente los dispositivos alcanzan ya niveles de precisión que casi escapan al espectro auditivo y visual del ser humano. El siguiente paso parecía lógico, ¿qué hay de los demás sentidos?  

«El gusto y el olfato funcionan con moléculas sensoras, que es lo que percibimos. Por desgracia las moléculas no se pueden digitalizar», apunta Cheok, que dedica sus investigaciones a conseguir precisamente eso: digitalizar, transmitir y reproducir los cinco sentidos a través de internet en tiempo real.

Adrian David Cheok es director del Imagineering Institute de Londres y del Mixed Reality Lab de Singapur, y uno de los principales investigadores de la “realidad mixta”, que busca combinar el mundo físico y el digital más allá de la realidad virtual o la realidad aumentada. Una de las maneras de combinarlos es trasmitiendo sensaciones.

Para Cheok «cuando seamos capaces de digitalizar los cinco sentidos, la comunicación humana se verá transformada radicalmente” y no va a limitarse a reproducir sensaciones del mundo real, sino que estas investigaciones abren el camino a que en el futuro tengamos relaciones con amigos que no serán personas físicas, sino robots o personajes virtuales.

Los inventos de Cheok incluyen gadgets para oler y para tocar, pero quizá el más sorprendente es el dispositivo que está desarrollando relacionado con el gusto: un chip que permite probar sabores a distancia, estimulando los receptores gustativos a través de impulsos eléctricos.

 

Tecnología multisensorial: Dispositivo desarrollado por Cheok que permite probar sabores a distancia.
Este dispositivo desarrollado por Cheok permite probar sabores a distancia.

Aplicaciones reales: del dedo biónico a besar a distancia

El desarrollo de esta tecnología multisensorial puede permitir, por ejemplo, que las personas amputadas puedan recuperar el sentido del tacto con prótesis mejoradas con retroalimentación sensorial. En Lausana un equipo de investigadores desarrolló una punta de dedo biónica que permite sentir formas y texturas. El dispositivo se conecta a los nervios del brazo y los sensores de la punta del dedo generan una señal eléctrica que se traslada al sistema nervioso imitando su lenguaje, para transmitir la información.

Menos ambicioso, el salvavidas de las relaciones a distancia Pillow Talk te permite dormir con tu pareja aunque esté a miles de kilómetros de distancia. O por lo menos, gracias a una pulsera que mide su ritmo cardíaco, puedes sentir los latidos de su corazón desde tu almohada.

Pero para qué conformarte cuando puedes… ¡besar a distancia! Kissenger, otra de las creaciones de Adrian David Cheok junto a Emma Yann Zhang, es la combinación de un gadget y una app que te permiten enviar un beso a quien tú quieras a través de un mensaje. Ambos tienen que contar con el Kissenger, que tiene un área de silicona con sensores que miden la fuerza del beso y lo reproducen al instante.

 

Cyrano, la nariz de tu iphone

Parece un altavoz, pero en lugar de reproducir sonidos te permite reproducir olores. Bautizado como Cyrano, el poeta de nariz superlativa, este gadget te permite reproducir desde una aplicación en tu iPhone un olor de su archivo (menta, vainilla, lavanda…). Si no te convence ninguno de los que ofrece, puedes elegir una escena y él se encarga de alternarlos para crear el ambiente necesario. Y si eres imaginativo, puedes crear una combinación a tú medida y compartirla con otros usuarios. Siempre que ellos también hayan puesto un Cyrano en su vida.

Parece que estamos más cerca de poder despertar a alguien con el olor de una buena taza de café o enviarle un ramo de rosas olfativo a través de un simple mensaje de móvil. La idea inicial fue desarrollada por David Edwards, profesor de la Universidad de Harvard, y su antigua alumna Rachel Field, que partieron de la idea de que en el mundo digital nos estábamos perdiendo algo fundamental al limitarnos a dos sentidos.

Para Edwards, «el olor es la más emotiva de las señales sensoriales, los olores nos llegan de una manera mucho más intensa que las palabras, las imágenes o los sonidos», por eso  «la capacidad de llevar los aromas a las comunicaciones electrónicas amplifica la riqueza de la comunicación online». Previamente habían desarrollado otro dispositivo bajo el nombre de oPhone que funcionaba como un ‘teléfono para aromas’.

El profesor Cheok da un paso más y en el Imagineering Institute trabaja en un dispositivo que se acopla en la pared interior de la nariz y estimula la neurona del olfato mediante impulsos eléctricos.  

Pero para conseguirlo aún faltan varios años de investigación.